Cuesta $20 millones y Fossati debe convocarlo en noviembre, sino la argolla quedará comprobada

La convocatoria de Catriel Cabellos a la selección peruana por parte del técnico Jorge Fossati es un tema que genera gran expectativa entre los aficionados del fútbol. Cabellos, un talentoso jugador de solo 22 años, se ha destacado en el fútbol peruano gracias a su notable desempeño con su club, lo que lo ha convertido en una de las promesas más brillantes del deporte en el país. Su habilidad, técnica y visión de juego lo posicionan como una pieza clave que podría enriquecer al equipo nacional en los cruciales partidos de noviembre.

Uno de los aspectos más sorprendentes del futuro de Cabellos es su cláusula de rescisión de 20 millones de dólares, impuesta por Racing Club de Argentina, que refleja no solo su valía en el campo de juego, sino también la creciente atención que ha recibido en el ámbito internacional. Este alto valor en su cláusula es un indicador de su potencial y del reconocimiento que ha ganado, no solo en Perú, sino también en el extranjero. Convocar a un jugador con estas características no solo sería un acierto deportivo, sino también un mensaje claro de que el proceso de selección está abierto a nuevos talentos.

Sin embargo, la omisión de Cabellos en la convocatoria podría ser vista como un indicio de que la "argolla" en la Videna continúa existiendo, donde las decisiones se ven influenciadas por factores que van más allá del rendimiento deportivo. La selección peruana ha enfrentado críticas en el pasado por la falta de transparencia y por privilegiar a jugadores que, a pesar de no estar en su mejor forma, son parte de un círculo cerrado. La inclusión de Cabellos sería una muestra de que Fossati está dispuesto a arriesgarse y apostar por el talento joven, en lugar de continuar con la misma fórmula de siempre.

La situación actual de Catriel Cabellos, sumada a su talento indiscutible y a su proyección, pone de relieve la necesidad urgente de una renovación en la selección peruana. Su convocatoria no solo enriquecería al equipo, sino que también podría revitalizar la fe de los hinchas en un proceso que, hasta ahora, ha sido criticado por su falta de dinamismo y frescura. Es momento de que Fossati tome decisiones valientes y piense en el futuro del fútbol peruano.